DERROCHE...

DERROCHE... Eduardo J. Poliche


Recientemente se ha dado a conocer un pedido de ampliación del presupuesto de la Cámara Legislativa de Tucumán que llevaría las cifras finales a 179 millones que significarían 149,5 millones más que en el año 2004, o sean 6,06 veces más en dos años.

Dado lo llamativo de las cifras consignadas, se han establecido comparaciones, por ejemplo, con la Cámara de Diputados de la Nación, que se pasan a detallar:

1) La Cámara de Diputados de la Nación, constituida por 256 legisladores, representantes de 38,1 millones de habitantes, tiene entre su planta permanente y temporaria (los empleados que incorpora cada diputado durante su mandato), 4.517 empleados, por lo que la relación con cada legislador es de 18 a 1; si, en cambio, se lo compara con la cantidad de habitantes del país, es de 0,12 cada mil habitantes;

2) La Cámara Legislativa de Tucumán, constituida por 40 legisladores, representantes de 1,4 millones de habitantes, tiene una cantidad de 7.404 empleados, por lo que su relación es de 185 empleados por cada legislador y, si se lo compara con la cantidad de habitantes, es de 5,3 cada mil, lo que establece nada más y nada menos que 44 veces más que en el orden nacional.
Seguramente, lo intrincado de las legislaciones que se dictan en Tucumán, o las gestiones políticas en torno a las mismas,
deben ser los motivos principales por los cuales se requieren 44 veces más empleados que en la nación.

Este análisis trae a colación otro anterior, cuando en el período del Gobernador Bussi, el presupuesto de la legislatura creció desde 22 a 47 millones de pesos – dólares sin que se pudiera determinar fehacientemente cuánto ganaba cada legislador pero sí determinar que las legislaturas provinciales más caras del país eran las de Tucumán y Formosa.

Otros datos de aquella época son los siguientes:

a) Según un informe del ex gobernador Julio Miranda, el gobernador Bussi le costó a la provincia en el ejercicio de su mandato 1995/99, un total de dos millones de pesos – dólares, por todo concepto. En el mismo período, Bill Clinton, el presidente del país más poderoso de la tierra, le costó un millón de dólares o sea la mitad. Para marcar comparaciones cabe mencionar que cuando EE. UU. genera riqueza por 10 millones de dólares, Tucumán lo hace por 7 mil dólares.

b) De aquella época se recuerda también que las “excelencias” convertidas en ministros de Tucumán percibían remuneraciones de algo así como 25 mil pesos mensuales aunque era “vox populi” que debían tributar peajes por sus designaciones. También que el Intendente de San Miguel de Tucumán era el mejor pago de todas las ciudades del país, capital incluida, y que los concejales de la capital provincial completaban el pelotón de los mejores remunerados de toda Argentina.


Todos estos datos y comparaciones harían inferir que los tucumanos habitamos una provincia próspera, sin las lacras que se mostraron hace pocos años de desnutrición infantil, enseñanza deficiente, inseguridad, que se desarrollaron en un marco de pobreza y marginalidad etc...Y si bien ahora los fondos acceden a raudales a las arcas oficiales, lo mostrado es nada más ni nada menos que un derroche, demostrando la escasa capacidad de la clase dirigente de idear acciones positivas en favor de los más necesitados.

Si ahora realmente se quiso llevar una pelea frontal contra la desocupación y la subocupación, con los más de cien millones de pesos que se incrementó el presupuesto legislativo, se pudo capitalizar la Caja Popular de Ahorros y con ello otorgar préstamos a pymes y micro emprendimientos que florecen en toda la geografía provincial, como los queseros y quesilleros de Trancas, los artesanos del cuero en el mismo departamento, los fabricantes de chancacas, alfeñiques y miel de caña en el departamento de Simoca, los dulceros de El Pichao, El Mollar, Raco o Tafi Viejo o en cualquier otro rincón de la provincia, los que elaboran habanos con tabacos locales, las randeras de El Cercado o las tejedoras de Amaicha o de Tafi, los ferieros de Simoca o Alberdi, las cooperativas de minifundistas cañeros dedicadas al engorde de ganado vacuno, la reconstitución de organismos representativos de productores de leche y tantos otros que con préstamos de volúmenes modestos, sin las severas restricciones que contienen los bancos y, de esa manera, crear fuentes de trabajo genuinas, posiblemente, en mayores cantidades que los ocurridos en la Cámara Legislativa, dando impulso a actividades productivas que hacen al crecimiento de la economía local y no como ahora que se alimenta a sectores de baja productividad que influyen decididamente en la caída de la productividad global, aumento de los costos, eliminación de los excedentes en las gestiones del sector privado, y del proceso de acumulación de ahorros sin el cual la economía no puede funcionar con eficiencia.

Por otra parte con estas singulares muestras de derroches, con qué cara los tucumanos podemos acudir a pedir ayuda en la nación? Cuando gobiernos de distinto signo político y con un denominador común de derroche actúan de manera parecida. Si bien ahora hay un plan de obras públicas en la que se invierten considerables recursos, ello no parece justificar los barriles sin fondos que se crean por otros lados sin aportar al progreso y a la producción provincial. El derroche verificado no parece ser la mejor de las cartas de presentación para gobernantes que presumen de progresistas y que sueñan con hacer olvidar la formidable obra de gobierno de Celestino Gelsi.

Tucumán, Diciembre del año 2006

eduardo_poliche@hotmail.com